jueves, 18 de agosto de 2011

Náufragos


A 10 millas del cabu Peñes una boya metálica de gran tamaño flota a la deriva. Está oxidada y en la línea de flotación asoman varias piñas de cirrípedos, probablemente de la especie Lepas anatifera. Estos percebes no comestibles se fijan a restos vegetales y otras estructuras flotantes aprovechando que pasan por un estado larvario planctónico en el que se pueden dispersar a largas distancias.



La boya estaba completamente colonizada por cirrípedos hasta más de 2 metros de profundidad, cubriendo lo que probablemente fuera una cadena que la sujetaba al fondo y que se habría roto después de un temporal. En la parte inferior, un grupo de chicharros juveniles (Trachurus trachurus) había encontrado la guardería perfecta donde refugiarse. Todo parecía indicar que la boya llevaba a la deriva mucho tiempo, quizás varios años y probablemente hubiera sido arrastrada por las corrientes desde muy lejos.

Los restos flotantes, ya sean naturales o artificiales son islas en medio de una mar inhóspita y desierta y por eso muchas especies de peces durante sus fases juveniles suelen buscarlos para esconderse bajo ellos y ocultarse de los depredadores. Por supuesto, los peces depredadores conocen estas costumbres de sus presas y también los siguen para alimentarse.


Finalmente, estos objetos acaban convirtiéndose en ecosistemas en miniatura en los que se puede encontrar toda la cadena trófica, desde productores primarios en forma de algas, diminutos crustáceos planctónicos, cirrípidos filtradores, pequeños alevines y finalmente medianos y grandes depredadores, como atunes o peces espada.

Esta asociación entre objetos flotantes y peces es conocida desde antigüo por los pescadores, que llegan a capturar grandes ejemplares de meros y otras especies bajo ellos. En los mares tropicales los pescadores tradicionales también aprovechaban éstas estructuras para pescar. Mientras se trataba de una pesca tradicional el sistema era sostenible, pero desgraciadamente, en la actualidad las grandes flotas atuneras han empezado a usar las nuevas tecnologías para este tipo de pesca y el impacto sobre la pesquería es ya muy importante.



A este sistema de pesca se le conoce como FAD (Fish aggregating device o dispositivo de concentración de peces). Estas flotas lanzan al mar objetos flotantes que equipan con mecanismos de detección a distancia. Pasados unos días, los grandes barcos cerqueros regresan a la zona y cierran un copo de red alrededor del dispositivo capturando todos los peces que se encuentran debajo. Este tipo de pesca es muy poco selectiva y está condenando a muchas especies de túnidos y otros grandes depredadores a la extinción.

Pero volviendo a nuestra boya, la dejamos atrás cuando ya se veía la línea de costa. Probablemente dentro de unas semanas y empujada por las corrientes llegará a la orilla y acabará en cualquier playa finalizando su travesía, y con ella la vida de este pequeño ecosistema en miniatura.

 Gracias Jorge, Fernando y Manolo !!

1 comentario:

  1. Viví en la costa norte de Gran Canaria como buscaban cajas flotando desde un falúa, se tiraba uno al agua y arponeaba unos peces grandes que siempre había alguno debajo. Me quedé la mar de impresionado.

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